¿Qué es un tratamiento psicológico?
Un tratamiento psicológico es una intervención profesional,
basada en técnicas psicológicas, en un contexto clínico (Centro de Salud
Mental, Hospital, consulta privada, Asociaciones de personas afectadas,
etcétera). En ella un especialista, habitualmente un psicólogo clínico, busca
eliminar el sufrimiento de otra persona o enseñarle las habilidades adecuadas
para hacer frente a los diversos problemas de la vida cotidiana. Ejemplos de
esto son ayudar a una persona a superar su depresión o reducir sus obsesiones,
trabajar con una familia con conflictos entre sus miembros para que sepan
comunicarse mejor, o enseñar a un adolescente a relacionarse con otros
compañeros de modo más sociable y menos agresivo.
Un tratamiento psicológico implica, entre otras cosas,
escuchar con atención lo que el paciente tiene que decir y buscar qué aspectos
personales, sociales, familiares, etc., son responsables del problema. También
supone informar al paciente sobre cómo puede resolver los problemas planteados
y emplear técnicas psicológicas específicas tales como, por ejemplo, el
entrenamiento en respiración o relajación, la resolución de problemas
interpersonales, el cuestionamiento de creencias erróneas, el entrenamiento en
habilidades sociales, etc. El empleo de fármacos no es parte del tratamiento
psicológico, aunque pueden combinarse ambos tipos de terapia cuando se considera
oportuno.
El tratamiento psicológico puede llevarse a cabo con
personas (una sola persona), parejas, familias y grupos. Es posible combinar,
según los casos y necesidades, el formato de tratamiento; así, puede realizarse
un tratamiento en grupo junto con sesiones de asistencia individual. La
intervención puede durar desde una o unas pocas sesiones (p.ej., en situaciones
de crisis o asesoramiento) hasta varios años (en el caso del psicoanálisis). Lo
más frecuente es que se extienda de 5 a 50 sesiones de alrededor de 1 hora y de
frecuencia semanal. El número de sesiones depende del tipo o número de
problemas y de la gravedad de éstos.
¿Psicólogo o psiquiatra?
¿Qué diferencia hay entre un psicólogo clínico y un
psiquiatra? El psiquiatra se diferencia del psicólogo clínico en diversos
aspectos. El primero, es que el psiquiatra es un licenciado en medicina y el
psicólogo clínico es un licenciado en psicología. Por ello, el psiquiatra
considera los problemas del paciente como resultado de que algo no funciona
bien en el organismo (en el cuerpo); por el contrario el psicólogo clínico se
centra en aspectos psicológicos (cómo influyen en el problema las relaciones y
situaciones sociales, familiares, las emociones propias y de los demás, la
opinión y visión personal que se tiene sobre los problemas, etc.). Esto no
quiere decir que el psicólogo excluya en su tratamiento los aspectos orgánicos,
o que el psiquiatra haga lo propio con los factores psicológicos. Sin embargo,
sí debe quedar claro que ambos se diferencian en la mayor importancia que dan a
lo psicológico (psicólogo clínico) o a lo orgánico (psiquiatra). En consonancia
con esto la segunda diferencia está en qué hacen ambos profesionales. El
psiquiatra se ocupa, habitualmente, de diagnosticar y recetar un fármaco; y el
psicólogo clínico, junto con el diagnóstico, busca analizar las dificultades
específicas del paciente en su día a día y hace un plan ajustado a éstas para
superarlas.
¿Cuándo es conveniente o necesario un tratamiento
psicológico?
Un tratamiento psicológico debe aplicarse cuando se tiene un
problema que desborda a la persona, es decir, que le dificulta o impide vivir
de la forma deseada o que le produce gran malestar y sufrimiento.
Es preciso diferenciar entre un problema digamos natural o
normal y una alteración clínicamente significativa. Son muchos los problemas
con los que nos enfrentamos en el día a día, (la muerte de un ser querido, una
mala relación de pareja, dificultades en el trabajo, contratiempos en la
educación de los hijos, etcétera), pero, frecuentemente, nos valemos de
nosotros mismos y de las ayudas que tenemos (la familia, los amigos, los
compañeros de trabajo, etcétera) para superarlos. Sin embargo, cuando las
dificultades son excesivas -duran más de lo normal, son muy fuertes e
incapacitantes en el quehacer diario y provocan un malestar emocional
considerable- es cuando resulta necesario acudir a un tratamiento psicológico.
Otras veces la propia persona no se da cuenta de que
necesita tratamiento psicológico. Son quienes conviven con él quienes se
percatan de sus dificultades. Puede ser el caso de los niños, los ancianos con
demencia, o de quienes no tienen conciencia del problema (las psicosis) o lo
niegan explícitamente (la anorexia, el alcoholismo, el juego patológico,
etcétera).
El psiquiatra se ocupa, habitualmente, de diagnosticar y
recetar un fármaco; y el psicólogo clínico, junto con el diagnóstico, busca
analizar las dificultades específicas del paciente en su día a día y hace un
plan ajustado a éstas para superarlas. Por último, el psiquiatra,
habitualmente, se ocupa más de los trastornos mentales graves (psicosis,
intentos de suicidio, depresiones graves, etcétera), sobre todo en las fases
agudas, y el psicólogo clínico de los trastornos mentales en general y de los
problemas de adaptación y de las dificultades de relación.
Finalmente una advertencia importante con respecto a la
figura de psicoterapeuta. Tal figura no existe como profesional de la salud. No
responde a ninguna licenciatura universitaria, por lo que no ofrece garantías
para el paciente ni cobertura legal para su actividad. En consecuencia, es
necesario alertar sobre el intrusismo profesional de personas que no están lo
suficientemente preparadas para llevar a cabo este tipo de intervenciones y que
se llaman a sí mismas terapeutas, sin tener una preparación adecuada para ello.
Hay otros centros públicos que ofrecen asistencia
psicológica y que varían en gran medida. Así hay servicios hospitalarios de
Psiquiatría y servicios de otras especialidades médicas (Medicina Interna,
Reumatología, Rehabilitación, Hematología, Unidades de Dolor y de Cuidados
Palitativos, etc.) que cuentan con psicólogos, aunque en una proporción mucho
menor que los existentes en los Centros de Salud Mental. También puede encontrarse
asistencia psicológica en centros públicos dependientes de Ayuntamientos
(Centros de Salud Municipal o de Promoción de la Salud), de las Comunidades
Autónomas y en asociaciones sustentadas, en gran medida, por fondos públicos
relacionados con la asistencia social y sanitaria (Asociación Española contra
el Cáncer, por ejemplo, y diversas ONGs).
Sin embargo, donde se encuentra el mayor número de
profesionales que ofrece asistencia psicológica es en el ámbito privado. En
cualquier ciudad de nuestro país podemos encontrar multitud de consultas
privadas de psicología clínica en las que un profesional ofrece tratamientos
psicológicos para diversos cuadros clínicos y diferentes edades (adultos o
niños). Es aquí donde quien busca atención psicológica puede verse más
desorientado. Para ayudar en la búsqueda puede recurrirse a personas o
instituciones que orienten al respecto. El Colegio Oficial de Psicólogos
dispone de información sobre colegiados que ejercen su actividad en
determinadas zonas y especialidades (http://www.cop.es). También algunas
instituciones independientes facilitan información pública sobre psicólogos que
han seguido programas de especialización.
¿Todos los tratamientos psicológicos son eficaces?
No todos los tipos de tratamientos psicológicos han sido
sometidos convenientemente a prueba. El más investigado, hasta el momento, ha
sido el cognitivo-conductual. De este enfoque se han derivado tratamientos
eficaces para una diversidad de problemas: trastornos de ansiedad, depresión
mayor, disfunciones sexuales, problemas de pareja, trastornos de alimentación,
drogodependencias, trastornos de conducta en la infancia, control de esfínteres
y, en combinación con intervenciones médicas, esquizofrenia, dolor y trastorno
de déficit de atención con hiperactividad.
Las terapias psicoanalíticas, psicodinámicas, existenciales/
humanistas y sistémicas no han sido investigadas suficientemente hasta el
momento, por lo que no se puede afirmar si son eficaces o no.
Los escasos datos disponibles indican la eficacia o posible
eficacia de la terapia interpersonal (una intervención ecléctica de tipo
psicodinámico y cognitivo-conductual que busca resolver los problemas
interpersonales) para la depresión, bulimia y sobreingesta compulsiva, y de la
terapia psicodinámica breve para la depresión y la dependencia de opiáceos.
En suma, conocer qué tratamientos psicológicos concretos son
más efectivos para el problema que nos afecta es fundamental. De ello depende,
en gran medida, el éxito de la intervención que se va a recibir. En los últimos
años se han llevado a cabo numerosas investigaciones dirigidas a evaluar la
eficacia de cada tratamiento específico para los principales problemas
psicopatológicos. En general, los tratamientos psicológicos más efectivos
tienen objetivos claros, están centrados en la solución de problemas
inmediatos, son más bien de corta duración (de 2 a 6 meses, aunque es mayor en
problemas graves o cuando hay varios problemas) y producen una mejoría tras las
8-10 primeras sesiones. Si un tratamiento no tiene unos objetivos claros, se
dilata en el tiempo y no se obtienen resultados apreciables (cuando menos
parciales) en un período de tiempo razonable, se puede desconfiar de su
eficacia.
hola soy cinthia yadira y nesesito urgentemente que me ayude por que tengo muchos problemas con mi novio y mi familia y ya no quiero tenerlos y me esta alejando de esas personas que quiero y ya no quiero ser mentirosa y nesesito desenvolverme mas en cuestion de que si tengo un problema con mi pareja saber contestarle a lo que me esta preguntando y no echarle mentiras nesesito que me ayude porfavor ojala y se pueda se los agradeseria mucho yo estudio en el istituto fleming de guadalupe quiero ir a un lugar que me quede cercas y vivo en 2 rios guadalupe graciiias
ResponderEliminarExcelentes definiciones, es importante conocer los campos de acción de los expertos en el tratamiento de los trastornos mentales, para saber con quién acudir y qué esperar de su trabajo profesional.
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